miércoles, 21 de marzo de 2012

RELATO DE VIAJE

El 18 y 19 de marzo del 2012, me fui de escapada a Barcelona...

Me fui porque  estaba agobiada de estar en Castellón con las Fiestas de la Magdalena. Era consciente de que me iba por esa razón. Sabía que el irme no me iba a hacer más feliz. Pero me ayudaría a reflexionar y a despejar mi mente un poco. Y así fue.

Todos los viajes traen vivencias y experiencias nuevas, y como no este también las ha tenido...

En los viajes te das cuenta de muchas cosas y te ayudan también a conocerte más a tí mismo. Descubres cómo es el ser humano. Cómo reacciona y como vive ante diversas situaciones.

En este viaje me he dado cuenta de que las personas vamos por la calle muy serias. Y supongo que en las ciudades grandes como en Barcelona aún más. Pues estamos inmersos tanto en nuestros pensamientos que ni si quiera observamos lo que tenemos alrededor. Y por tanto tampoco lo valoramos.

Hay una anécdota del viaje que quisiera remarcar:
Hoy en el metro había un hombre con un acordeón, ofreciéndonos a los allí presentes su música, su alegría, sus cantos y su felicidad, (aún siendo pobre económicamente). Transmitía una felicidad envidiable. Pues, observé que las personas ni si quiera lo miraban, estaban absortos en sus pensamientos. Mirándolo algunos con cara de extrañados por lo que estaba haciendo el hombre. Por un momento sonreí y por dentro sentí felicidad y alegría al verlo. Pensé: ¡Qué maravilla de hombre!
Me imaginé por un instante lo bonito que podría haber sido acompañarlo con unos bailes o unas simples palmas, todos los allí presentes.

Nos sentaría tan bien a nuestras almas acompañar a personas así. Pobres económicamente, pero tan ricos de espíritu...

Ojalá esta imagen que me he imaginado pueda verla y sentirla con mis propios ojos algún dia.

Ojalá dejemos algún dia de sentirnos culpables por ser felices y alegres como este hombre.

Gracias a este tipo de personas por existir y seguir transmitiendo esa alegría, aún cuando muchos de nosotros no hemos despertado.

GRACIAS

1 comentario:

  1. Me siento muy reflejado en tu comentario... Cuando voy en metro (da igual la ciudad), tengo esa sensación y muchas veces se me ha pasado por la cabeza la reflexión que indicas. Yo intento al menos, sonreirles a los demás, que al menos mi granito de arena esté para iluminarle aunque sólo sea al aire que me rodea :-)

    ResponderEliminar